Para todos los centros de FP, en especial, para los que se dedican a la Formación Profesional Continua (FPC), la calidad está orientada principalmente al cumplimiento de los requisitos de las empresas y a las perspectivas de empleo de sus alumnos. En consecuencia, las relaciones con el mundo empresarial son el centro de su enfoque de la calidad, y la buena reputación que tengan entre las empresas y la comunidad local será de vital importancia para estos centros. La calidad significa la excelencia de las instalaciones, los laboratorios, los talleres y el equipamiento; también implica la integración de la experiencia laboral en los programas de formación y, como ya se ha señalado, unas buenas perspectivas de empleo para sus estudiantes.
Las relaciones con el mundo laboral no solo consisten en responder de una manera mecánica a las necesidades de las empresas, sino también en tener capacidad para anticiparse a las nuevas tendencias profesionales del mercado, en adaptar los contenidos de los programas de formación y en introducir innovaciones en el currículo. Por tanto, estos centros de FP participan activamente en el mundo laboral mediante una constante actualización de sus tecnologías y la adaptación de los perfiles profesionales que ofrecen a las necesidades emergentes del mercado de trabajo.
Las actividades principales que se relacionan con la calidad deben fomentar contactos intensos y frecuentes con empleadores y representantes de las organizaciones empresariales. Asimismo, han de servir para adaptar los programas formativos a las necesidades cambiantes del mundo laboral y a las demandas de los alumnos, quienes ― no lo olvidemos― a menudo pagan ellos o mismos su educación, en especial, cuando realizan una formación para volver a cualificarse o para adquirir nuevas habilidades. Existe una categoría en los centros de FP con actividades relativas a la calidad que se guía por el deseo de diseñar programas de formación innovadores y atractivos, orientados a alcanzar resultados satisfactorios para sus alumnos y para los empleadores.
Para este grupo de centros de FP, la adopción de un sistema interno de la calidad formalizado cumple con unas necesidades instrumentales principales, con efectos positivos. Un sistema formalizado, preferiblemente de acuerdo con las normas ISO, ayuda a fortalecer la imagen de la calidad de un centro entre las empresas y los clientes/estudiantes que autofinancian su formación. Además, un sistema de este tipo facilita el seguimiento de todos los procesos relacionados con el logro de los objetivos de la calidad.